Hoy hace 2 años que mi querido padre volvió a su Creador. Dos años. Para algunos, eso es mucho tiempo. Para mí, es corto. Es como si sólo hubiera pasado un año. También me he dado cuenta a lo largo del año pasado de que 2015 se me ha pasado volando, y muchas veces este año he pensado: "No ha pasado tanto tiempo, ¿verdad?"

Empecé a pensar en la muerte en los últimos dos años. A los 24 años, no pensé en el hecho de que mi padre ya iba a morir. La repentina muerte de mi padre fue un golpe. Puedo lidiar con ello, puedo hablar de ello, pero siempre me quedará la pregunta: "¿Por qué?".

Esta cuestión se plantea una y otra vez. Sé entonces que sólo obtendré una respuesta después de mi muerte. En el cielo, le haré cosquillas a mi padre para que se despierte el domingo por la mañana...

Miro hacia atrás y veo la vida que tengo gracias a mi padre. Podía retozar con él, e incluso con 24 años, seguía gateando en su regazo, y me sentía de nuevo como un niño.

A veces se echan de menos los brazos musculosos, que tanto me sorprendían de pequeño. Y también cuando mi padre me subía a la cama.

Querido papá,

Me has amado. Te he amado.

Me has hecho enfadar. Te he hecho enfadar.

Me has perdonado. Te he perdonado.

Éramos un buen equipo.

Trabajando juntos en el jardín, jugando con el estanque.

Caminar juntos, oh, cómo lo disfruté.

Fuimos dos amigos en las buenas y en las malas.

Podríamos retozar, reír y acurrucarnos juntos.

Éramos como dos manos en un guante.

Lo sabías todo. Al menos eso creía yo.

Has estado ahí cuando lo he necesitado.

Estuviste ahí para mí y para los demás.

Quiero que sepas que siempre te he querido.

Que te quiero, y que te querré.

Y que te amo más allá de la muerte.

Amor, Kobus

¿Quizás también interesante para ti?