Después de la agotadora y emotiva jornada de los últimos días, fue otro día agotador. La diferencia con los días con el P. Roberto es que hoy no ha sido emocionalmente agotador, sino físicamente. Empezó con el despertador sonando a las 04:30 de la mañana. Yo, como holandés, pensé: habíamos quedado a las cinco, así que me aseguraré de estar despierto. Pero debería haberlo sabido. Una vez despierto y preparado, miré el móvil. Había cambiado a las 6 en punto. Al final resultaron ser las 7 en punto.

Después de desayunar con la familia del tío Cheo, fuimos al río. Fue un día fantástico. Pero había más retos físicos. El sol era abrasador y una vez más me quemé un poco. Y nadar en el agua también requiere mucha energía, así que por la tarde me fui a dormir un poco.

Pero basta de negatividad. Todo es relativo. Por la tarde, tomamos un barco a Piedra del Sol. Es una reliquia de tiempos antiguos, antes de que los españoles conquistaran Panamá. Podría escribir durante horas sobre la fantástica estancia en el río. Aquí se disfruta de verdad. Vea las fotos y juzgue usted mismo.

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